Zacarias Puntaca - Huajchapuquito

Por las calles de su tierra natal, Lampa, aun pueden escucharse
las dulces melodías que de su mandolina brotaban; por esas calles, que fueron
mudo testigo y a la vez fuente de inspiración para cada composición que hacía,
aun puede oírse su, más celebre, obra, que lo hizo conocido en todo el mundo,“El
Huajcha Puquito”.

Corría el mes de marzo de 1899, en todo el mundo, la gente de esa época se preparaba para recibir el nuevo siglo; en Lampa, un pequeño pueblo ubicado en las alturas de Puno, la familia Puntaca Farfán también se preparaba, pero no precisamente para recibir el nuevo año, si no, para la llegada de un pequeño integrante de la familia; a quien le darían el nombre de “Zacarías”.

Un 15 de marzo, nació el pequeño Zacarías, hijo de don Cecilio Puntaca Chavez y de doña Raymunda Farfán Torres; pasó toda su infancia en la tierra que lo viera nacer, Lampa, realizando sus estudios primarios en la escuela N° 871, en donde, gracias a su profesor Wenceslao Rodríguez, despertó su pasión por la música; a quien siempre guardó gran cariño hasta sus últimos días.

Sus estudios secundarios los realizó en el Glorioso Nacional San Carlos de Puno; durante su estadía, en este colegio, tuvo como maestros a destacadas personalidades, como el doctor Fermín Arbulú y Rosendo Huirse, quien también lo influenciaron en la música y el arte.

Concluidos sus estudios, volvió a su querida tierra Lampa y durante 8 años, impartió sus conocimientos a los alumnos del colegio Juan Bustamante, en donde trabajaba como profesor de música, paralelamente a sus labores como profesor; fundó numerosos conjuntos musicales; entre los que destacaron el conjunto musical Juventud Lampeña, conjunto musical Rijchari y el centro musical Lampa.

Compartió escenario con músicos, lampeños, destacados de esa época, tales como, Arturo Vizcarra Zea, Rigoberto Enriquez, Guido Morales, Marcial Camacho, entre otros y durante 15 años ejerció el cargo de juez de paz no letrado, además de desempeñar otros cargos importantes.

Historia de un huajchapuquito

Huajchapuquito, vocablo en quechua que en castellano significa ave huérfana, fue el tema que llevó el nombre de su autor a ser conocido mundialmente, cuyas letras y melodías conmueven a quien lo escuche, no en vano fue interpretada por la filarmónica de Berlín (Alemania) en las olimpiadas que se realizaron en Berlín; siendo ésta, la única pieza musical sudamericana andina, incluida en el repertorio.

Cuando se inspiró en este tema, él, no era precisamente un huajchapuquito; sus sobrinos, hijos de su hermano Francisco Puntaca, que acababan de quedar huérfanos, fueron la inspiración para este tema; según narra uno de ellos, don Sixto Sucow Puntaca, el tema fue estrenado meses después de la muerte de su padre; siendo interpretado por primera vez por otro de los sobrinos de Zacarías, Pompeyo Puntaca en diciembre de 1959.

En la actualidad, el tema huajchapuquito, es infaltable en concursos y/o exhibiciones de estudiantinas; y desde su creación ha sido interpretado por diversas agrupaciones y artistas, tales como los violines de Lima, la pastorita huaracina, entre otros.

No solo ejecutaba la mandolina con destreza, sino también la guitarra, bandurria y el violín; autor de innumerables temas; que al igual que el huajchapuquito, son interpretadas hasta la actualidad por diversas agrupaciones musicales; temas como: mis deseos, cholito sobrado, Muyo pollerita, hay que reír no hay que llorar, morochita, chacachaquita, vale un Perú, Amor de madre, Solo yo, Falso querer, Vals a Lampa, Himno a Lampa, entre otros.

Jaque mate y un gran amigo

Cuando no se encontraba tocando algún instrumento musical, enseñando a sus alumnos en el colegio o desempeñando su cargo de Juez de Paz, el ajedrez ocupaba su tiempo, sin duda era su pasatiempo favorito; retaba a todo el que lo visitaba; y reprendía a quien se atreviera a ganarle, aunque fueron pocos lo que lo lograron.

En vida tuvo muchos amistades que lo estimaban sinceramente, a pesar de su carácter altanero, tal es el caso de Salomón Herrera, fotógrafo lampeño, a quien consideraba como uno de sus mejores amigos, con quien compartió alegrías y penas, juegos de ajedrez y conciertos; y quien en incontables veces inmortalizó su imagen, en una fotografía.

El legado continúa...

Su compañera para toda su vida, doña Irma Latorre Gil, le dio 4 hijos: Nilda; Adriel, Frida y Alvaro; quienes ahora radican en diferentes lugares del país, y por cuyas venas corren la sangre de un gran artista; heredaron el arte de su padre; pues además de ejecutar diversos instrumentos musicales, también poseen una voz prodigiosa.

Otra clara muestra del legado que dejó don Zacarias Puntaca, es su sobrino Sixto Puntaca, con quien tuvimos la oportunidad de conversar, nos cuenta que ha formado parte de destacados grupos musicales, estudiantinas y otros; compartió escenario con su tío Zacarías en la estudiantina Lampa; y fue precisamente quien lo inspiró para ser músico como él.

Para nuestra sorpresa, los hijos de don Sixto, también resultaron ser grandes músicos; desde temprana edad; Enrique quien ahora tiene 25 años; Alberto, 18 y Sayda de 16, ejecutan con gran habilidad la guitarra, mandolina, quena y otros instrumentos; los tres han formado parte, también, de destacados grupos musicales y estudiantinas; ganando concursos en numerosas oportunidades.

Hasta pronto Huajchapuquito

Un fatídico 4 de febrero de 1991, el corazón de Zacarías Puntaca Farfán, dejó de latir, a sus 92 años; muchos, entre ellos, su amigo Salomón Herrera, afirman que si no hubiese sufrido esa terrible caída que ocasionó su deceso, fácilmente, el autor del huajchapuquito, habría sobrepasado los 100 años.

Sin duda alguna, el legado que nos dejó Zacarías Puntaca es incalculable, no solo por las prodigiosas piezas musicales que compuso, si no por la herencia que dejó a sus descendientes y seguidores; quienes indican que en Lampa, tierra que lo viera nacer, se seguirá escuchando por siempre: “huajchapuquito me dicen todos, porque no tengo padre ni madre...”